Esta entrada y la siguiente no revisten novedad alguna para mis seguidores de siempre. Son recopilaciones de viejas entradas mías que traigo aquí como material complementario y de consulta para mis alumnos.
Eso sí. El tema es apasionante. Nada menos que la Revolución Francesa.
El pueblo soportando toda la carga.
Al hablar de las causas de la Revolución Francesa nos encontramos con opiniones para todos los gustos.
La interpretación más conservadora (Burke, De Maistre, Bonald) apunta a una conspiración por parte de activistas sin escrúpulos, que ven en el descontento popular una ocasión para manipular el momento y situarse en el poder.
La interpretación liberal (Sieyes, Mirabeau) insiste en las causas ideológicas y jurídicas, de tal forma que los privilegios y la desigualdad serían los motivos para desmontar la sociedad del Antiguo Régimen.
La historiografía marxista (Soboul) abunda más en los factores sociales y económicos, en la crisis y en los intereses de clase.
Es muy difícil ponerse de acuerdo en la causa principal de la revolución, dada la complejidad de este fenómeno. Sí parece evidente que en la radicalización de la misma juegan algunos factores: la miseria de la población, la ostentación de lujo, la presión extranjera (Para Austria y Prusia, lo que está ocurriendo en Francia es un cáncer que puede hacer metástasis en toda Europa), etc. Factores que, si bien no causaron la revolución, sí la agravaron y radicalizaron todavía más a las masas, dando a la historia personajes genuinos y extremistas como Robespierre o los "Cordeliers”.
MISERIA
"En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor."
Patrick Süskind. El Perfume.
LUJO Y DERROCHE.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
María Antonieta, hija del emperador Francisco I y María Teresa de Austria, reina de Francia y esposa de Luis XVI, mujer de carácter frívolo y derrochador, simple como el asa de un cubo, de gran influencia sobre su marido, inmisericorde con su pueblo hambriento, era poco querida por éste quien siempre la consideraba una extranjera, más inclinada hacia Austria que hacia Francia. Por su afición a las joyas fue acusada, parece ser que injustamente, de encargar un collar de diamantes cuando el pueblo moría de hambre. Casada con un hombre impuesto al que no quería, de hecho no se consumó el matrimonio ni en la noche de bodas ni en siete años después. Insatisfecha en su vida conyugal buscó la satisfacción en el lujo, en la vida mundana, en las fiestas, en los bailes y, en el plano afectivo y sexual, mantuvo un largo idilio con el conde sueco Axel Fersen. A todo esto, la situación económica de Francia era inaguantable: enorme gasto público por el derroche de la corona -en Versalles había 4.000 criados- que generaba un déficit crónico que intentaba solventarse con nuevas subidas de impuestos, carestía de los alimentos de primera necesidad por una serie de años de malas cosechas, grandes privilegios de la Nobleza y el Clero, los cuales estaban exentos del pago de impuestos... todo ello generaba un clima de descontentos, previo paso al estallido de la revolución en 1789. Cuando estalló la revolución nadie pensaba en una República, sino en moderar y reorganizar el papel de la monarquía. Pero la reina, enemiga de la revolución, deseaba vehementemente un conflicto entre Austria y Francia que pusiera fin a la situación. De hecho pidió ayuda a su hermano Leopoldo II de Austria. Una carta a su nombre dirigida desde Austria es interceptada y la reina acusada de traición a su pueblo. Detenida junto a su marido en 1792 , acusada de alta traición a Francia y señalada como "enemiga declarada de la nación francesa", fue condenada a la guillotina y ejecutada al año siguiente.
UN CUADRO DE LA REVOLUCIÓN
La muerte de Marat, de Jacques- Luis David
Esta singular obra del pintor francés Jacques- Luis David representa la muerte de Marat, en su bañera, al poco de ser apuñalado por una adversaria política, Charlotte Corday, de la facción girondina, quien con el pretexto de entrevistarse con el líder jacobino, para entregarle una lista de ciudadanos franceses traidores a la revolución, aprovechó que el político estaba en la bañera para acabar con su vida.
El cuadro recoge el momento en el que Marat exhala su último aliento, con la cabeza ladeada, manteniendo todavía en su mano la lista de traidores a Francia. El pintor no describe el momento violento del asesinato, ni la agonía de la víctima, sino la paz que sigue a la muerte, con ese gesto de desfallecimiento donde la mano que escribe cae sin latido y la pluma se desliza hacia el lugar que ocupa el cuchillo abandonado. El espacio superior de la escena queda ocupado por una oscuridad abrumadora que puede simbolizar la llegada de la muerte o tal vez el silencio que sucede a la muerte. También sirve ese espacio en negro para resaltar más la escena bañada en luz, al estilo de los claroscuros de Caravaggio, imprimiendo así al suceso una mayor fuerza dramática.
El pintor era simpatizante de Robespierre, de Marat y del grupo jacobino. Y esta pintura, un claro homenaje, es una de las más célebres de la Revolución Francesa.
Una pareja de "sans- culottes"
La Marsellesa (fragmento). Letra en francés:
Allons enfants de la Patrie.
Le jour de gloire est arrivé.
Contre nous de la tyrannie
L'étendard sanglant est levé (bis)
Entendez-vous dans nos campagnes.
Mugir ces féroces soldats ?
Ils viennent jusque dans nos bras,
Égorger vos fils, vos compagnes.
Refrain:
Aux armes citoyens!
Formez vos bataillons!
Marchons, marchons,
qu'un sang impur abreuve nos sillons.
Letra en castellano:
Marchemos, hijos de la patria,
Que ha llegado el día de la gloria.
El sangriento estandarte de la tiranía
Está ya levantado contra nosotros (bis)
¿No oís bramar por las campiñas
A esos feroces soldados?
Pues vienen a degollar
A nuestros hijos y a nuestras esposas.
Estribillo:
¡A las armas, ciudadanos!
¡Formad vuestros batallones!
Marchemos, marchemos,
Que una sangre impura empape nuestros surcos.
________________
Muy interesante
el resumen (pinchar en el enlace para verlo) con lo más importante del desarrollo de la revolución por parte del colega Luis en su estupendo blog
GEOGHISTORIA.